Thursday, September 29, 2005

Viaje





Ahí estaba hoy, el rey de las orejas: caído
Agachadillo en un rincón, el gran gurú, sentado comiéndose una pera california.
Aún así tuvo tiempo para sonreir cansadamente a quienes llegaban tratando de resguardarse de la tromba y a los niños que le regalaban dibujos de dragones y de Rosita Fresita.
"¿Qué te pasa?" le preguntó uno de sus discípulos sosteniendo un bastón.
"Hoy estoy indispuesto, necesitaré el apoyo de los suspiritos azules"
Esta vez el rey de las orejas tuvo que ayudarse de alguien más para cumplir su misión.

Así que cuando por fín se metió el sol y los pitufitos regresaron a su aldea, tímidamente le pregunte:
"Oh gran rey de las orejas, se encuentra usted bien?"
"Yo siempre estoy bien"
Justo en ese momento mis costillas comenzaron a contraerse
entonces fui yo quien se sintió mal.
El rey sonrió y agradecido, ató mi alma a su talón derecho.
Creo que será muy difícil desatarme, ni quiero hacerlo
No se a dónde me irá a llevar todo este embrollo: este viaje del cual cada vez me cuesta más trabajo regresar. Más que querer salir, quisiera poder entrar, tocar fondo, saber qué es lo que me motiva a seguir adelante.
Dependencia que me carcome y me enfría los huesos, desde aquel día nada volvió a ser igual.
He muerto en vida y de la vida me quedo con los sueños.
Cause only the weight of pain and sorrow counts.
And only a breath determines the difference betweeen what you actually had and what is left.